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EL FALLECIMIENTO DEL SEÑOR DON TOMÁS
HERRÁN, REPRESENTANTE DIPLOMÁTICO DE
COLOMBIA EN LOS
EN LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMÉRICA.

Con el fallecimiento del Señor Don TомÁS HERRÁN, Representante diplomático de la República de Colombia en los Estados Unidos de América-suceso infausto que ocurrió el miércoles 31 del pasado agosto, en el Sanatorio denominado de LoOMIS, en Liberty, New York-ha sufrido su país, y en general la América latina--podría decirse con razón la estirpe toda española―una pérdida de gran tamaño. Pertenecía el finado á una de las grandes familias del Nuevo Mundo. Su padre el General Don PEDRO ALCÁNTARA HERRÁN, campeón de la independencia de su país, peleó con éxito en las batallas de la patria, cubriéndose de gloria en Junín y en Ayacucho. El Mariscal SUCRE lo apellidaba altamente "el húsar de Ayacucho," aludiendo á sus proezas en aquella jornada, y las del cuerpo de soldados que conducía á la victoria.

Bajo la influencia de aquel grande hombre, que fué Presidente de la República de 1841 á 1845, y después, dos veces (de 1847 á 1849, y de 1855 á 1863) Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Colombia en los Estados Unidos de América, se formó el alma y el carácter del distinguido personaje á que este artículo se refiere. Con aquel vino á Washington, por primera vez, cuando apenas tenía 4 años (el Señor HERRÁN nació en Colombia en 1843); y fué en Washington donde recibió su educación, graduándose en su día con grandes honores en el Colegio de Georgetown.

Hombre de gran saber, de despejada inteligencia, de cultura intelectual notable, versado en los clásicos, dueño á la perfección de cuatro lenguas, acostumbrado desde los días de la adolescencia al manejo de los negocios y á la seriedad que éstos imponen, buen católico, buen hijo, buen marido, buen padre, buen servidor de su patria, conocedor del mundo por donde había viajado extensamente, admirador de los Estados Unidos de América en que se había criado, y donde vivió y creció en los tempestuosos tiempos de la guerra civil, y antes y después de ella, ofrecía en consorcio admirable las cualidades necesarias para representar dignamente la generosa nación que, aún al alzarse contra España y echarse en la revolución que condujo á la independencia, revolución que partió de las clases altas, las más educadas, las verdaderamente privilegiadas, obedeció más bien á la majestad de los principios, que al dolor y los rencores de agravios personales.

El Señor HERRÁN empezó su carrera diplomática, sirviendo de Agregado á la Legación de Colombia en Londres. Después de eso representó á su país en distintas ocasiones en París, en Lima, y en Hamburgo. Tuvo mucho que hacer toda su vida con el proyecto de la construcción de un canal para barcos al través del istmo de Panamá; y en 22 de enero de 1902, sirviendo en Washington como Encargado de negocios ad interim, y con el carácter de Plenipotenciario autorizado especialmente para ello por el Gobierno de Colombia, concluyó, con el Honorable Señor JOHN HAY, Secretario de Estado de los Estados Unidos de América, la convención que oportunamente publicó el BOLETÍN," que aseguraba con considerable provecho para Colombia la construcción de la referida vía de comunicación, y que de haberse aprobado, hay razón para creer habría también robustecido, y hecho tal vez inquebrantable, la integridad territorial de aquella República. Una afección pulmonar, agravada tal vez en sus efectos, por las ansiedades consecuentes á la situación creada para él, y para su país, por la negativa del Senado colombiano á aprobar la convención antes mencionada, le arrebató la existencia.

EL FALLECIMIENTO DEL SEÑOR VOLNEY W. FOSTER.

Tiene también el BOLETÍN la necesidad de hacer constar en sus páginas el lamentable fallecimiento del Señor VOLNEY W. FOSTER, ocurrido en Chicago, Illinois, el 15 de agosto último.

Á más de haber sido Mr. FOSTER uno de los hombres de negocios más conocidos en los Estados Unidos de América, donde había asociado su nombre, su capital, su inteligencia y su actividad á diversas em

a En castellano, páginas 513 y siguientes, y en inglés, páginas 356 y siguientes, del número correspondiente á febrero de 1903.

presas de importancia y provecho, le cupo representar á su país, como lo hizo con grande honor, en la Segunda Conferencia Internacional de las naciones de América, que se celebró en la capital de México, en el invierno de 1901 á 1902, y á la que concurrió con el carácter de Delegado.

Este último hecho, y los servicios que prestó en aquella Asamblea á la causa simbolizada con el vocablo un tanto impropio, aunque aceptado, de "panamericanismo," imponen el deber de dedicar á la memoria del Señor FOSTER una expresión de respeto.

Hubo en la Conferencia antedicha diez y nueve Comisiones permanentes, y en cuatro de ellas, todas de importancia y de gran trabajo, figuró Mr. FOSTER. Fué Presidente de la que tuvo por objeto la "Reorganización de la Oficina de las Repúblicas Americanas;" y miembro de las denominadas de "Transportes marítimos y fluviales," de "Reglamentos sanitarios panamericanos," y de "Canal Interocéanico." Allí dejó probadas las altas dotes de su espíritu, recibiendo á manos llenas el aplauso y la estimación de sus compañeros.

Bajó á la tumba el Señor FOSTER cuando á penas contaba 56 años de edad.

Detrás de si en su propio país ha dejado un buen nombre; pero entre los pueblos del denominado origen latino ha dejado también un recuerdo, no fácil de borrar, de su espíritu de justicia, y del respeto con que siempre se ocupó de cuanto á ellos pertenecía.

LAUDO DE S. M. EL REY DE ITALIA EN LA CUESTIÓN DE LÍMITES ENTRE EL BRASIL Y LA GUAYANA INGLESA.

[Traducción.]

Nos, Víctor Manuel III, por la gracia de Dios y la voluntad de la nación Rey de Italia, arbitrador nombrado para decidir la cuestión de la frontera entre la Guayana inglesa y el Brasil;

Por cuanto S. M. El Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña é Irlanda, Emperador de la India, y el Presidente de los Estados Unidos del Brasil, convinieron por el tratado que se firmó en Londres el 6 de noviembre de 1901, en invitarnos á decidir como arbitrador la cuestión de la frontera entre la Guayana británica y el Brasil, y nos, por nuestra parte, aceptamos la tarea de definir dicho límite;

Y por cuanto las Altas Partes Contratantes se comprometieron en el antedicho tratado, que fué ratificado en Río de Janeiro en 28 de enero de 1902, á aceptar nuestro laudo como determinacíon definitiva, completa y perfecta de la cuestión sometida á nuestro examen; y nos, en el deseo de corresponder á la confianza de ambas partes, hemos exami

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